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  • Foto del escritorAnna-Emilia Hietanen

Estrategías para enfrentar la Resistencia al aprendizaje

Actualizado: 24 abr


angry student doesn´t want to study

A veces en el aula nos topamos con estudiantes que no solamente se muestran pasivos ante el aprendizaje, sino incluso parecen resistir activamente a aprender cualquier cosa. ¿Qué es realmente la resistencia al aprendizaje y por qué algunos estudiantes parecen luchar contra el aprendizaje de manera persistente? En este artículo, vamos a revisar algunas de las causas que pueden estar detrás de este tipo de comportamientos y revisar algunas estrategias concretas y efectivas para poder lidiar con este reto.


La resistencia al aprendizaje es un fenómeno complejo que puede manifestarse de diversas formas en la aula presencial o virtual. Se refiere a la tendencia de algunos estudiantes a mostrar apatía, desinterés o incluso aversión hacia el proceso de aprendizaje. Esta resistencia puede manifestarse en comportamientos como la falta de participación en clase, en postergar las actividades académicas lo más posible, o actitudes negativas hacia el estudio y la escuela en general. Es importante entender que la resistencia al aprendizaje no siempre está relacionada con la capacidad intelectual de los estudiantes, sino que puede estar influenciada por una variedad de factores, incluyendo el entorno familiar, las experiencias previas de aprendizaje, y las expectativas sociales y culturales. Para que podamos ayudar al estudiantado a desarrollar una actitud más positiva hacia el aprendizaje, es fundamental identificar y atender algunas de estas causas.

 

¿Por qué algunas personas resisten a aprender?


Primero que nada, es importante reconocer que la resistencia al cambio es un fenómeno normal y todas las personas la experimentamos en algún forma y algún momento de nuestras vidas. Seguramente también como docente a veces has experimentado resistencia a aprender algo nuevo que desafía tus ideas, conocimientos y/o prácticas anteriores. Pasa también en el nivel institucional – por eso cambiar la educación es a veces tan lento, aun cuando tenemos muchas investigaciones sobre las mejores prácticas educativas.


Aprender y pensar profundamente requiere mucha energía, y nuestro cerebro está programado para buscar ahorrar energía. Por eso podemos a llegar a sentir cansancio, incomodidad o letargia cuando estamos aprendiendo algo difícil. Estas sensaciones corporales, por su parte, pueden hacer que nuestra mente entre en el modo resistencia y empezamos a inventar razones para no involucrarnos en el proceso de aprendizaje. Más difícil la tarea, más resistencia encontraremos. Reconocer – y ayudar al estudiantado a reconocer – que la resistencia es normal y cuáles son sus señales físicas y mentales, puede ayudarnos a enfrentarla mejor.


Además de las causas fisiológicas de la resistencia, puede haber también otro tipo de causas que hacen que el estudiantado resista al proceso de aprendizaje:


  1. Experiencias previas negativas. Las y los estudiantes pueden haber experimentado fracasos académicos, críticas constantes o falta de apoyo en el pasado, lo que puede haber minado su confianza en sus habilidades y su motivación para aprender.

  2. Malos hábitos de aprendizaje. Las escuelas muchas veces no enseñan al estudiantado a aprender, sino se enfocan en los contenidos académicos. Las y los estudiantes pueden simplemente haber desarrollado hábitos que no apoyan el aprendizaje, como creer que el aprendizaje es solamente memorizar, en vez de entender algo.

  3. Imagen negativa de si mismos/as como aprendices. Una percepción negativa de uno/a mismo/a como aprendiz puede tener una influencia negativa en el proceso de aprendizaje y generar resistencia. En casos más extremos, las y los estudiantes pueden haber desarrollado una indefensión aprendida, la sensación de que no pueden controlar nada de lo que les sucede y que no puedan aprender, aun cuando la tarea a la mano en realidad sí estaría dentro de sus capacidades.

  4. Estar desconectado de lo que se está aprendiendo. Cuando los estudiantes no perciben la relevancia o la utilidad de lo que están aprendiendo, es más probable que muestren resistencia. Un currículo poco interesante o poco adecuado a sus necesidades y experiencias puede contribuir a esta desconexión.

  5. Problemas emocionales o personales. Factores como la ansiedad, el miedo al fracaso o a la incertidumbre, la depresión, el estrés familiar o los conflictos interpersonales pueden afectar significativamente la capacidad de un estudiante para comprometerse con el aprendizaje.

  6. Dificultades de aprendizaje no identificadas. Algunos estudiantes pueden enfrentarse a desafíos de aprendizaje no diagnosticados, como el TDAH, la dislexia o la discalculia, que dificultan su capacidad para participar plenamente el proceso de aprendizaje.

  7. Influencias externas. Factores como la presión de los compañeros, las expectativas familiares o las normas sociales pueden influir en las actitudes y comportamientos de los estudiantes hacia el aprendizaje.

 

Comprender estas posibles causas de la resistencia al aprendizaje es el primer paso para abordar este desafío de manera efectiva en el aula. En el siguiente apartado, exploraremos algunas estrategias concretas para que el estudiantado puede superar la resistencia y desarrollar una mentalidad que les permite aprender más fácilmente.

 

Estrategias para enfrentar la resistencia al aprendizaje


Las diferentes causas de la resistencia pueden requerir diferentes estrategias. En algunos casos puede ser necesario canalizar a estudiantes a tener un ayuda externa, especialmente en casos que tienen que ver con problemas de salud mental o dificultades de aprendizaje que requieren apoyo especializado. Pero aquí revisaremos algunas estrategias que pueden ayudar al estudiantado que resiste al aprendizaje e incluso beneficiar a quienes ya están dispuestos a aprender.


  1. Crear un ambiente de aprendizaje seguro e inclusivo. Es fundamental crear un entorno de aprendizaje en que las y los estudiantes sientan que son valorados y respetados y que puedan expresar sus ideas, opiniones y dudas sin ser ridiculizados. Realizar actividades que permiten a estudiantes conocerse entre sí y generar un sentido de pertenencia ayudan a construir un ambiente positivo. Si quieres saber más sobre cómo lograr un ambiente de aprendizaje seguro, aquí encuentras dinámicas y estrategias concretas para estudiantes de todos los niveles educativos.  

  2. Utilizar métodos activos y lúdicos de enseñanza. Fomentar la participación activa con juegos, proyectos colaborativos y otras estrategias lúdicas puede hacer que el aprendizaje sea más atractivo y significativo para los estudiantes. Cuando las personas juegan o se divierten, muchas veces ni siquiera se dan cuenta que están aprendiendo. Por supuesto, las mismas estrategias de enseñanza activas también pueden generar algo de resistencia en el estudiantado al principio, si no está acostumbrado a involucrarse activamente en su propio proceso de aprendizaje. Por eso, puede ser útil empezar con pocas actividades y aumentar los métodos activos cuando el estudiantado ya está más acostumbrado a ellos. Aquí puedes encontrar ideas, estrategias y métodos concretos para usar métodos participativos y lúdicos.

  3. Conectar lo que se está aprendiendo con los intereses y metas personales de las y los estudiantes puede ayudar a fomentar la motivación interna.

  4. Mostrar que el aprendizaje es relevante y puede servir en la vida real también ayuda fomentar la motivación. Comunicar claramente por qué es importante aprender algo – y por qué estamos usando los métodos que usamos, especialmente si el aprendizaje activo es algo nuevo para nuestras y nuestros estudiantes – es útil. Muchas veces simplemente asumimos que ya saben el porqué o lo pueden deducir, pero no siempre es el caso.  

  5. Trabajar en el manejo emocional con nuestro grupo. Es útil reconocer que el aprendizaje puede generar a veces resistencia, ser incomodo o que nos puede hacer sentir inseguros. Enseñarle al estudiantado estrategias para trabajar con estas emociones incómodas puede ayudarlos no solamente cuando estamos aprendiendo temas difíciles, sino también les ayuda desarrollar habilidades que les sirven para toda la vida.

  6. Establecer metas realistas. Ayudar a los estudiantes a establecer metas alcanzables y medibles puede ayudarlos a desarrollar una mentalidad de crecimiento y darse cuenta que sí son capaces de aprender y concretas sus propósitos.

  7. Ayudar a estudiantes tener pequeños logros y celebrarlos. Tomar en cuenta diferentes estilos y preferencias de aprendizaje y diseñar actividades que permiten a todas y todos tener logros puede ayudar a que el proceso de aprendizaje se vuelva en una experiencia positiva.

 

Utilizar este tipo de estrategias en el aula, no solamente nos ayuda como docentes a la hora de enseñar, sino que puede apoyar a nuestras y nuestros estudiantes desarrollar mejores habilidades para aprender a lo largo de su vida.

 

¿Tú has tenido estudiantes que resistan a aprender? ¿Qué estrategias has encontrado que te han sido más útiles en estos casos?

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