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Writer's pictureAnna-Emilia Hietanen

Eco-Ansiedad - y ¿qué hacer con ella en las escuelas?


En los artículos anteriores hemos hablado de la importancia de las emociones en la educación, pero hoy quiero conectar este tema con la educación ambiental. En el seminario Virtual “Educación Ambiental en la Educación básica – Diálogos entre Finlandia y México”, Dr. Panu Pihkala habló de la ansiedad ecológica, que define como “sentimientos relacionados con la ansiedad que se conecta de una forma significativa con el crisis ecológico” (Pihkala, 2019). Estos sentimientos conectados con la ansiedad pueden ser por ejemplo: preocupación, desesperación, miedo y tristeza, pero también culpa, impotencia, sentimientos de insuficiencia y enojo. Dr. Pihkala se ha enfocado especialmente en la ansiedad climática, o sea la ansiedad que tiene que ver con el cambio climático.


De acuerdo a las investigaciones, alrededor del mundo un gran número de niños, niñas y jóvenes – y claro, también personas adultas - sufren de la eco-ansiedad. Esto pasa también en México: de acuerdo a la "Encuesta Nacional de Juventudes sobre Cambio Climático" elaborada por la delegación mexicana de Mock COP26, 95 % de las y los jóvenes mexicanos que participaron en la encuesta han experimentado sentimientos negativos, como ansiedad, frustración y ira por la crisis climática.


En la educación, se ha puesto poca atención en las emociones que despiertan el cambio climático y otros problemas ambientales graves. Esto se puede deber a varias razones. En las escuelas todavía muchas veces falta darle más espacios a la educación emocional en general, especialmente en asignaturas como las ciencias naturales que tradicionalmente son las materias que abarcan los temas ambientales. Pero además, las emociones relacionadas con los temas ecológicos suelen ser difíciles, y por eso, muchas veces es más fácil dejarlas al lado.


Sin embargo, sería importante trabajar la eco-ansiedad en las escuelas. En primer lugar, platicar sobre estos temas puede ayudar a que niñas, niños y jóvenes no se sientan tan mal. Si no tratamos estas emociones, las personas pueden sentirse paralizadas e incapaces de tomar acciones positivas y necesarias para proteger el medio ambiente y mitigar el cambio climático. El manejo de las emociones también mejora las habilidades cognitivas y ayuda al aprendizaje, aparte de generar mayor bienestar en las personas.


Ninguna emoción, ni siquiera las emociones conectadas con la ansiedad, son meramente negativos. La angustia puede paralizar, si es demasiado grande y no se trabaja. Pero si es canalizada de una manera correcta, puede también ser una fuerza motivadora que lleva a la acción.


Entonces, ¿qué podemos hacer en las escuelas para que enfrentar la eco-ansiedad? Una posibilidad es buscar hacer algo concreto y constructivo, tomando acciones concretas y así trabajar con las emociones de forma constructiva. Las investigaciones han mostrado que poder participar en acciones concretas puede ayudar a canalizar la energía emocional. Planear y llevar a cabo un proyecto comunitario para proteger el medio ambiente local o para disminuir nuestra huella ecológica puede ser una opción. Sin embargo, como señala Dr. Pihkala, si buscamos a solamente “curar” las emociones difíciles con actividades constantes, sin nunca realmente enfrentar a estas emociones, podemos llegar a un agotamiento mental y emocional.


Por eso, Dr. Pihkala recomienda que – además de tomar acciones positivas – las y los educadores sigan un proceso de 3 pasos:


1) Validar la existencia de las emociones, ponerlos en palabras.

2) Ofrecer posibilidades y espacios para discutir sobre las emociones ambientales difíciles.

3) Ofrecer posibilidades de profundizar en el trabajo de manejo emocional.


El primer paso


significa reconocer la validez de las emociones. Esto significa reconocer que estas emociones difíciles existen y que las personas adultas - incluyendo el mismo o la misma docente - también las tienen. Pero también reiterar que se puede aprender a vivir con ellas.


Este primer paso para Dr. Pihkala es lo mínimo que docentes y educadores puedan hacer, o reaccionando a las emociones y sentimientos que expresan los estudiantes o – mejor – tomando un papel proactivo y empezando esta discusión cuando por ejemplo se trabajan temas relacionados al medio ambiente o el cambio climático en las clases o cuando hay noticias o eventos que tienen que ver con protección o destrucción del medio ambiente. Sin embargo, para poder hacerlo, es importante que quien educa, haya trabajado sus propias emociones, para no imponer a sus educandos sus propias sentimientos no deseados, como cinismo o desesperanza.


Dar palabras a las emociones difíciles es útil, ya que trabajo emocional permite mayor resiliencia, ayuda a trabajar también los temas ambientales cognitivamente y puede generar un entendimiento intergeneracional, ya que el estudiantado se de cuenta que también sus docentes están preocupados e interesados por estos temas.


Si no te sientes dispuesto o dispuesta a trabajar las emociones ambientales más allá de reconocer su existencia, está bien. Puedes decir que no te sientes lista en ese momento, pero que puedes darles información sobre cómo y dónde pueden aprender a manejar estas emociones mejor.

El segundo paso


significa ir un poco más profundo. Implica crear un espacio psicológicamente seguro, en que el estudiantado (y docentes) se sientan cómodos para platicar sobre las emociones difíciles. No es necesario solamente enfocarse en platicar sobre las emociones, también se puede utilizar por ejemplo las artes - como dibujar o pintar – para la expresión de diferentes sentimientos. Es importante que tanto quien educa como los aprendices puedan elegir si quieren o no expresar cosas personales. A veces es más fácil tomar un poco de distancia y discutir sobre las emociones en un nivel general, por ejemplo preguntando qué tipo de emociones en general pueden tener las y los jóvenes sobre la crisis ecológica. Usar listas de diferentes emociones puede ser útil. Observa la situación. Si se siente demasiado intensa para tus propias habilidades emocionales o para las habilidades emocionales de los participantes, termina el ejercicio y busca métodos que ayudan al grupo a recuperarse y sentirse mejor, por ejemplo escuchar música, ir a caminar afuera o simplemente hacer un ejercicio de respirar profundo.


El tercer paso,


plantea Dr. Pihkala, es más intenso y requiere un firme trabajo de manejo emocional y enseñar y aprender habilidades emocionales. Si no te sientes lista o listo, no te preocupes, no es necesario llegar a este nivel (ni al segundo paso, si te parece demasiado para manejar). Antes de llegar a este nivel, es importante realizar el paso uno para reconocer y validar las emociones. En este tercer nivel, se puede ofrecer maneras más holísticas para trabajar las emociones, por ejemplo a traves del cuerpo y movimiento. En este paso, se pueden enseñar y practicar diferentes maneras para manejar las emociones, usar ambientes naturales como ambientes de aprendizaje (p.e. visitar un bosque, un parque etc.) y usar métodos artísticos, como artes plásticas, escritura creativa, drama, danza o música. También métodos de pedagogía contemplativa pueden ser útiles para profundizar el trabajo emocional.


Aun cuando es importante estar consciente de las emociones que pueden generar los temas ecológicos, tampoco se trata de sólo “hacer terapia” en exceso. No se trata solamente de problemas emocionales de individuos, sino problemas estructurales. Es importante que niñas, niños y jóvenes sean apoyados para que puedan lidiar con su eco-ansiedad y otras emociones ecológicas (ojo, también puede haber emociones positivas, como esperanza) pero no podemos olvidar que las causas de estas emociones tienen que ver con el deterioro ambiental causado por las acciones humanas.


¿En qué nivel tú sentirías cómodo/a para trabajar con las emociones ambientales con tus estudiantes?


Si te interesa conocer más sobre los métodos para trabajar las emociones ambientales en la escuela, aquí puedes encontrar nuestro libro electrónico gratis con tres métodos finlandeses relacionados con el tema.



Fuentes:


Pihkala, P. (2019): Ilmastokasvatus ja tunteet. Publicado en Toivoa ja Toimintaa. https://toivoajatoimintaa.fi/ilmastokasvatus-ja-tunteet/#7_Kolmiportainen_malli_ymparisto-_ja_ilmastotunteiden_kasittelysta_porras_1_Tunteiden_olemassaolon_sanoittaminen_aaneen

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